En el norte de Costa Rica se encuentra el refugio de vida silvestre Caño Negro, un santuario para aves, caimanes y residencia del prehistórico pez gaspar.
Los primeros registros de esta especie corresponden a ejemplares del periodo Cretácico (hace 80 o 90 millones de años), por eso se le conoce como fósil viviente. Los ejemplares actuales conservan algunas características primitivas, como su vejiga gaseosa con funcionalidad de pulmón, además de su morfología anatómica, escamas rómbicas (ganoideas), cráneo en una sola placa y una mandíbula prolongada a manera de hocico.
Aunque algunas poblaciones de pez gaspar están en riesgo de extinción en otros sitios del mundo, el humedal de Caño Negro alberga la mayor cantidad de esos peces en Costa Rica. El gaspar o pez lagarto prácticamente no ha modificado su forma desde la época de dinosaurios. De diseño cilíndrico y color pardo oscuro, sobrepasa el metro de largo y se le considera híbrido entre pez y lagarto, al compartir características con los peces y los reptiles: tiene branquias, pero también pulmones para respirar aire atmosférico; su hocico alargado es similar al de los lagartos, con dos filas de dientes, y sus aletas dorsales anteriores simulan patas primitivas. Ello le permitió sobrevivir a la última glaciación.
Hallazgos de fósiles de peces en África, India y América indican que hace 90 millones de años existían animales con las características que hoy distinguen al gaspar, pez que tiene una función como importante controlador biológico de poblaciones de otros peces y base de alimentación para otros organismos depredadores, como caimanes y aves.
A pesar de que la especie se encuentra en una reserva silvestre, el gobierno de Costa Rica otorga permisos de pesca artesanal a los pobladores, mientras se apeguen a ciertas reglas.
El pez gaspar puede llegar a medir hasta un metro de largo y habita en aguas dulces de Centroamérica y el sur de México donde se alimenta de otros peces por ser una especie depredadora.
El gaspar se reproduce en la época de invierno (de mayo a noviembre) cuando la hembra expulsa los huevos que se adhieren a las plantas acuáticas, donde son fecundados por los machos y 50 horas después eclosionan.
Las larvas de unos siete milímetros se mantienen unidas a la vegetación durante cinco días y después empiezan a alimentarse de microorganismos.
La reserva, de 9,969 hectáreas, es un conjunto de tierras bajas que se inundan de manera estacional, formadas por algunas lagunas, pantanos y yolillales. La vida silvestre gira en torno a la laguna Caño Negro, alimentada por el río Frío. Con la llegada de la estación seca, a principios de febrero y hasta abril, el área queda reducida a lagunetas, caños, surcos y playuelas, pero con la temporada lluviosa la laguna se junta con el río Frío y provee un hábitat ideal para la procreación de las aves, como garzillas bueyeras, jabiru (en peligro de extinción), espátulas rosadas, ibis blancos, patos aguja, piches y cormoranes neotropicales.
Además hay animales en peligro que gozan de la protección como jaguares, pumas, dantos, el manigordo, así como especies más comunes como los monos congo, carablanca y colorado; tolomucos, perezosos de dos dedos, nutrias, zorrillos y venados.
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